Aceite de oliva arbequina
Derivado de la aceituna Arbequina, este aceite se somete a un proceso minucioso que involucra el prensado, filtrado y empaquetado exclusivamente a través de medios mecánicos.

Su producción excluye la utilización de solventes para rectificar fallos de calidad, una práctica permitida en otros aceites de oliva y semillas.
La aceituna Arbequina (Olea europea), con sus raíces rastreadas hasta Palestina, aporta un carácter distintivo al aceite. La introducción de esta variedad a España se atribuye al Duque de Medinaceli en el siglo XVII. Su residencia, el castillo-palacio de Arbeca en Cataluña, presta su nombre a esta variedad particular, honrando a la localidad.
Las características clave de la aceituna Arbequina incluyen una robusta resistencia al frío, un vigor reducido y una tolerancia limitada a los suelos calcáreos. Su fruto está entre los más pequeños en los cultivares españoles, pesando entre uno y dos gramos.
A pesar de su valor como aceituna de mesa, el principal uso de la Arbequina es en la producción de aceite de oliva de alta calidad. Típicamente, los aceites de oliva basados en Arbequina presentan una textura cremosa, acentuada por un final sutilmente picante.